Estamos inmersos en la preparación de este mega itinerario formativo.
Una formación, que es la que hubiera querido recibir y que conecta dónde se requiere a las tres escuelas: regenerativa, sintrópica y permacultura.
Pero en este artículo no te quiero contar las bondades, que para eso está la página que enlazo aquí abajo; sino contarte el cómo y el por qué de montar este súper curso ahora.
La Permacultura, tal y como lo define su creador Bill Morrison es «un sistema de diseño para la creación de medioambientes humanos sostenibles», que conlleva unos principios y una ética.
Esa ética además del cuidado de la tierra, nos habla del cuidado de la gente y de la contribución de cada una para lograr los objetivos anteriores (tierra y gente); con una clave: la cooperación y no la competición.
Me dicen que se me da bien detectar necesidades y encontrar formas de cubrirlas; y una necesidad con la que esto empezó era crear algo que simplifique el aprendizaje de los diseños sintrópicos. Son sistemas complejos y hay que tener muchas cosas en cuenta, así que se me ocurrió hacerlo juego. Y comencé a colaborar con Juan (El bosque de Tods) como asesor. El juego sigue creándose, y ya os contaré más adelante.
Entre tanto, resulta que en el Valle del Tiétar se forma un grupo para ver si se puede traer un curso de sintrópica, pero no termina de cerrarse el plan… hacía falta un impulso, alguien que tirara del carro.
Y por otro lado, cuándo asistimos al curso de sintrópica, vimos también que los aspectos sobre crear ese suelo fértil dónde incorporar el sistema o de las propias relaciones entre esos sistemas y los demás (humanos, animales), incluido el cuidado posterior, obviamente en tres días, quedaban cortos.
Y llegó la convocatoria de subvención; habíamos estado asistiendo a un par de reuniones para la creación de FederActiva (La Federación de entidades del Tiétar) y conocido proyectos en sintonía… como no teníamos entidad en Ávila; aplicamos esa colaboración y gracias a Sabia Terra se presentaron los papeles.
En el problema, está la solución; dice la permacultura también.. así que si no había subvención (un problema en todo caso de recursos -ecónomicos-, para dar a conocer todo esto de forma accesible) había que listar cosas que se pudieran asumir de forma colectiva y pedir ayuda. Así que aquí estamos… hemos conseguido reducir el precio, al menos para que un poco sea más accesible. Y estamos descubriendo gente estupenda bien cerquita «en el hacer», que es cómo más conoces a las personas..
¿Y qué ganamos nosotros?
Bueno, tenemos una finca muy grande, demasiado. Y la idea no es dejar nuestros trabajos y dedicarnos a la agricultura a jornada completa, aunque obviamente hemos de mantener y mejorar el espacio…
También la permacultura recomienda intervenir sólo en lo que puedas asumir; y el sueño de ese «MiVergel», una vez enamorados de la finca y sus vistas, se conformó teniendo en cuenta que era necesario crear comunidad que aporte, enseñe, aprenda, colabore… que disfrute del cuidado y de los frutos (tengan o no finca propia); así que abriendo así los brazos esperamos seguir dando pasos en este sentido. Y más, siendo nuevos en la zona.
Estoy dedicando mucho tiempo a la coordinación y gestión de esto… ahora que estamos también dedicando (demasiado) tiempo a los cimientos de la caseta. Supongo que esa labor de cimentación a mano (sea de relaciones y comunidad; o de piedra, arena y cal) tiene que tener un proceso; pero va a merecer la pena.