La labor de búsqueda y la toma de decisiones sobre la elección de la finca para el proyecto creemos que es de las labores más árduas que hay. Sobre todo si la idea es comprar para un proyecto definitivo.
Empiezas con ilusión y es divertido al principio, pero hay un momento en el que ya no sabes ni qué buscabas, ni si una es mejor o peor que la otra, y tienes más dudas que al principio.
Esa fase la superamos hace año y medio, y ahora aún, cuando vienen vecinos o alguien que sabe de permacultura, respiramos con alivio porque si, es una buena finca; y si, el precio fue genial.
Ahora si tuviéramos que buscar otra (no, por favor) nos resultaría mucho más sencillo. No va a ser el caso, porque estamos muy enamorados de la nuestra, pero es un buen momento para explicar lo aprendido, así que hemos redactado esta guía con aspectos a tener en cuenta.
La ficción y el sueño
Obviamente queríamos una finca rica en vegetación, agua, fértil, bien ubicada, soleada pero con árboles… y barata. Donde además poder ir a vivir rápidamente y comenzar a plantar, obtener frutos y traer animales, etc.
En definitiva bueno, bonito, barato y rápido. Muchas veces lo queremos todo y lo queremos ya. Así que hay que plantearse qué parte es el sueño y de ahí, qué parte es pura ficción; y aunque lo parezca, no es lo mismo.
Cuándo sueñas (no hablo de las pesadillas) el factor tiempo es una cosa muy flexible: a veces pasas en un sueño al antes, luego das un salto y acaba pasando otra cosa que está fuera de la causa-efecto y de la temporalidad.
Soñar en permacultura y en facilitación de grupos, equivale a imaginar, a salir de la realidad para crear en la mente algo fantástico con lo que poder ilusionarte. Y cuándo sueñas despierta y en grupo, has de ir nombrando de forma más específica cada uno de los elementos que componen ese sueño.
Así, se elaboran los deseos. Y los deseos pueden desgranarse y asignarles prioridad. También puedes evaluar, si los ves en un mapa mental todos juntos, si hay mucha ficción en tu sueño o podría ser una realidad, pero con el factor tiempo.
Hay una chek-list de «deseos» más o menos extendida para fincas que sería la siguiente:
> Posibilidad de acceso a agua
> Camino accesible, pero final de camino, para evitar mucho trasiego y ruidos.
> Inclinación de un 5% de media o hasta un 15% (degradación del suelo y exceso de esfuerzo cuesta arriba)
> Orientación sur, para aprovechar el sol de invierno.
> Posibilidad de construir
Otros, que van a marcar más el precio:
> Vallado completo
> Cercanía de núcleo urbano, y de ciudad estratégica.
> Pozo ya hecho o arrollo no estival.
> Construcciones existentes, más si está catalogada como vivienda.
Y en este punto es en el que tendrás que poner esos deseos en perspectiva. Para ello, es bueno hacer un análisis en común con la unidad familiar o el colectivo de las situaciones personales y posibilidades laborales, de ubicación, de presupuesto, de tiempo disponible, de energía….
Hay elementos inamovibles, como la ubicación; y otros, como el vallado, que se pueden hacer más adelante. A continuación analizamos algunos para darte ideas o quizá alguna forma de verlo que no hayas tenido en cuenta:
El presupuesto
Este es un tema en el que no podemos entrar mucho, depende de cada cual.
Sólo decirte que miramos el tema de los fondos europeos en 2021 y si tenías un proyecto productivo dentro de tu modelo financiaban a fondo perdido entre un 20% y un 30%, incluyendo la compra del terreno. Así que igual es buena idea echarles ahora un ojo. No era nuestro caso.
Es muy complicado en nuestra experiencia que los bancos financien fincas rurales, ni con proyecto; sólo si tienen vivienda como tal. Si hay una casa, pero no está catalogada como vivienda, tampoco. Así que tendrías o que tener el total, o pedir un crédito personal, llegar a un acuerdo a plazos, alquiler con opción a compra, etc.
La ubicación
Estar cerca de un núcleo urbano encarece algo pero más si buscas en un radio de una ciudad principal, que era nuestro caso, porque de momento Kike no puede teletrabajar…
Cuánto más alejas el radio de Madrid, más baja evidentemente el precio. También se nota la diferencia entre pueblos más pequeños y otros mayores, que se presuponen con más servicios.
En nuestra zona conviven pueblos de tres CCAA: Castilla la Mancha, Castilla y León y Madrid. Pues también hay diferencias en el precio.
Hay otros aspectos que hemos listado que no se valoran tanto económicamente, pero que implican buscar durante igual más tiempo: la inclinación, orientación, acceso sin mucho trasiego. En nuestro caso lo hemos encontrado.
La posibilidad de edificación
Muy resumido, hay diferentes tipos de suelo: urbano, urbanizable y rústico. El primero tiene precios muy elevados porque puedes edificar claramente, aunque suelen ser más pequeños y además hay restricciones en cuánto a tenencias de animales. Los urbanizables están más alejados del casco y tienen limitación de servicios. Los últimos, al que pertenece el nuestro, están directamente en el campo y tienen restricciones para construir, que van a depender de tres cosas:
> El subtipo de rústico. El más permisivo es el llamado rústico común, lo contrario es el rústico de especial protección. Puedes mirarlo en la web del Ayuntamiento: Plan de Ordenación Urbana; si no está, habrá que acercarse y preguntar. Son documentos públicos.
> La unidad mínima de cultivo de la comunidad autónoma. Algunos porcentajes y normas de edificación dependen de ella.
> La normativa en cuanto a usos permitidos de la comunidad autónoma y las restricciones si las hay de la normativa municipal (También suelen estar en la web municipal, y si no en la de la comunidad). Unas son más laxas y otras menos; así que es un tema a tener en cuenta. Igual el pueblo siguiente tiene otras normas que te favorecen más y es un mejor lugar para buscar.
El tamaño de la finca
En igualdad de condiciones (tipo de terreno, CCAA, etc) a más tamaño, mayor precio total… pero no siempre.
Nosotros no nos habíamos planteado una finca tan grande, estábamos pensando en unos 5.000 – 7000 metros cuadrados, con la idea de que fuera abarcable para nosotros. En permacultura se recomienda en general no plantearse proyectos muy grandes, por la energía que se «derrocha» y supone para las propias personas. Finalmente, la finca que hemos comprado tiene 36.000 metros cuadrados.
Como otro de los principios es, que en el problema está la solución, precísmente hemos reenfocado el proyecto más hacia la silvicultura o la agroforestería sintrópica: rellenado, digamos, con muchas zonas de renaturalización y bosque autóctono, que requieren menos intervención humana.
Te recomendamos que en tu búsqueda no descartes inicialmente tamaños mayores a los que tenías pensado, porque verás que el precio baja mucho por metro cuadrado a partir de cierto tamaño, y además es posible que permitan más metros en edificación, o más usos. En nuestro caso, fincas más pequeñas de características similares tenían un precio mayor.
Edificaciones existentes
Nosotros queríamos ya ir directamente a vivir. María tenía que mudarse desde la Isla de Mallorca y como llevaba ya seis años viviendo en una finca en el campo, en un pueblo pequeño de interior, la readaptación a una «ciudad dormitorio» de forma intermedia, dónde vivía Kike, no nos parecía una opción.
Poder desarrollar el proyecto juntos implicaba mudanza en barco (en realidad, varias), deshacerse de muchas de sus cosas y un cambio total a un lugar sin su red de amistades y apoyo. Sumarle un lugar intermedio, urbano, no era lo ideal.
Pero finalmente es lo que hemos tenido que hacer. O renunciábamos a todo lo demás o aplicábamos el factor tiempo a este aspecto.
Además del precio, que es más alto, es complicado encontrar una vivienda que haya seguido criterios sostenibles; pero ni siquiera en el sentido de la ubicación de la misma. Nos encontramos viviendas cuya pared sur pegaba a la finca siguiente con árboles y ninguna ventana ahí para dejar entrar el sol en invierno; otras, cuya rehabilitación viendo lo mal que se había construido podría dar más problemas que otra cosa, con humedades medio ocultas y este tipo de cosas; distribuciones absurdas, como baño y cocina en puntos opuestos (y mayor dificultad para generar un sistema de reutilización de aguas grises) y un largo etcétera. Muchas construidas con bloque (lo menos aislante que hay)…
Por otro lado, la posibilidad de construir las edificaciones con materiales ecológicos, bien diseñadas y ubicadas para que sean pasivas, eficientes y adecuadas, a nuestro gusto y necesidades; es un proyecto en sí mismo muy ilusionante.
Así que, el que tuviera ya vivienda, fue el aspecto que tuvimos que poner en el cajón de ficción. Y la vivienda la haremos, con tiempo.
Clima y acceso al agua
El acceso al agua es un tema complejo, no tenemos conocimientos avanzados sobre el tema, pero sí algunas pistas que te compartimos, para evaluar la zona y observar el terreno.
En este sentido nosotros lo visitamos muchas veces y también los alrededores, nos descargamos todos los mapas y datos habidos y por haber, y finalmente hicimos un «salto de fe».
Climas secos
El clima del Valle del Tiétar, en general, es Mediterráneo subhúmedo en las zonas medias y bajas del valle. Nosotros estamos en una zona más seca, por estar más al sur y por que el entorno eran fincas de labranza, de secano, y no hay bosques y sombra. También según te acercas a Madrid, las precipitaciones son menores y temperaturas suben en verano, así que el microclima actual se acerca más al mediterráneo seco.
Cómo véis en este caso, la cercanía a Madrid, tensiona no sólo con el presupuesto, sino también en este caso con la orografía y clima; quizá esto suceda en vuestro caso con la zona que os habíais planteado.
Es bueno hacer un mapa mental en el que pongáis los opuestos para poder llegar a un término medio en la decisión, o bien hacer una renuncia a uno de ellos.
Aquí os pasamos algunos de los datos que miramos en https://es.climate-data.org, aunque miramos varias fuentes más.
Respecto a la observación del terreno y aledañas, algunos consejos:
- Ir a verla en su momento más seco: a final de verano: si sigue habiendo vegetación y el suelo no se asemeja al el desierto o una pista deportiva, es buen síntoma, aunque le falte materia orgánica y no sea un suelo rico.
- Localizar bio-indicadores: musgo en las piedras o el suelo (estará oscuro y difícil de reconocer en verano, pero si lo mojas reverdece), zarzas y demás plantas que necesitan humedad.
- Fuentes en la zona y pozos en otras fincas. Pregunta a los vecinos y caminantes que te encuentres.
- Orografía de la zona. Si es la finca más alta de la zona, hay menos probabilidades que reciba agua de otras. Busca en mapas ríos y arroyos, y mapas cartográficos de la zona.
En nuestro caso, en el término municipal hay fuentes con caño (sin cierre) que desaguan de forma contínua; y en la parte baja de la finca siguiente, discurre un arroyo. El Tiétar discurre por encima, aunque muy lejos. Encontramos un mapa antigüo que marcaba una corriente de agua por nuestro terreno (que nadie recuerda, pero los vecinos lo han relacionado con la construcción de una presa privada). Hay mucho musgo y hay zarzas en algunos lugares. También zonas con rosa canina. Y hace poco nos identificó Miguel Llorente unos fresnos jóvenes que no sabíamos lo que eran.
Por otro lado, el anterior propietario con su padre hicieron un pozo (a la antigua usanza, a pico y brazo), dieron con roca como a los 3 metros y nunca ha habido agua…; pero justo cuándo habíamos dado la señal, fuimos y otro vecino había hecho un pozo pegado a nuestro terreno de solo 5 metros, y había agua (y ha seguido habiendo en esta sequía primaveral.
Como decimos, finalmente hemos confiado en que sí podríamos disponer de pozo. María ha aportado en este punto algo de intuición. El tiempo nos dirá si hemos sido optimistas en este aspecto.
Pero también estamos haciéndo cálculos de la recogida en tejados y otros medios, así como descargando las precipitaciones diarias cada cierto tiempo (el histórico total te lo facilitan, previa una suma no pequeña de dinero), no solo como plan b; sino también como parte del diseño hidrológico. Esta parte, es más Kike.
También hemos decidido trabajar en secano, no porque igual no hay pozo, sino por que precisamente porque el clima va a ir más en ese sentido; y generar un espacio demostrativo, con alimento, en condiciones no tan favorables nos parece mucho más interesante.
Exceso de agua
Visitamos tres fincas que tenían un arroyo. Bien muy cerca, bien en el terreno. Os contamos por qué las descartamos.
La que tenía el arroyo cerca, en realidad más que un arroyo era el propio Tiétar que medio desaparecía (más adelante volvía a surgir) dejando en la parte superior un agua sin a penas movimiento (estaba quieta). Era un espacio muy en micro-valle y muy seco y arenoso alrededor; esto tenía pinta de muy muy erosionado por una parte y de una cantidad de insectos en verano difícil de lidiar. Además, viendo la tendencia hacia lluvias más caudalosas en poco tiempo, podía desbordar. El problema es que estando fuera de la finca, no podíamos intervenir de ninguna manera.
Otra, tenía el arrollo pasando por en medio; y tenía muy buena pinta; fueron otros aspectos como un precio demasiado elevado y que lindaba con la carretera comarcal en una recta, y pasaron en la visita corta, unas 10 motos a todo gas y otros tantos coches. Muchísimo ruido y contaminación.
La siguiente, por el tipo de plantas que había hasta mitad de terreno y el aspecto, teníamos claro que se inundaba cada invierno; sumando la superficie arbolada que no íbamos a talar, nos quedaba un espacio a la sombra norte de la ladera para poder edificar. No nos convenció. Pero si hubiera habido un espacio más óptimo, hay muchas plantas interesantes que pueden servir de esponja para evitar desbordes y otras técnicas de desvios. Aunque requieren de factor energía humana, probablemente eléctrica y tiempo.
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Esperamos que esta guía y nuestra experiencia te de pistas nuevas. Déjanos en comentarios si crees que podemos ampliar algún aspecto o lo que quieras.
Salud y regeneración!
María