Cuando hablamos de plantas, a menudo usamos términos como endémica, autóctona, alóctona, exótica e invasora como si fueran etiquetas claras e inmutables. Pero, ¿de verdad lo son?
Vamos a desenredar este lío botánico con algo de humor.
Endémica
Esta palabra suena a exclusividad, como si habláramos de un plato que solo puedes probar en un restaurante remoto. Las plantas endémicas son aquellas que viven en un área geográfica específica y que no se encuentran, de forma natural, en ningún otro lugar. Por ejemplo, el drago «Dracaena draco«, endémico de la Macaronesia es el «Javier Bardem» de las endémicas de Canarias: originario de allí, famoso y con fans en todas partes. Por cierto, en riesgo de extinción (la planta).
Autóctona
Aquí hablamos de plantas que son originarias de una región y han vivido allí durante tanto tiempo que forman parte del paisaje natural y cultural. Pero, ¿cuánto tiempo es «tanto»? ¿Un par de siglos? ¿Desde que llegaron los primeros humanos? Difícil de decir, porque las semillas son viajeras natas: las llevan el viento, los pájaros, los ríos, e incluso nosotros en los zapatos. Entonces, ¿qué es realmente autóctono?
Alóctona (o introducida)
Estas son las turistas botánicas. Plantas que han llegado a un lugar gracias a la intervención humana, ya sea intencionada o accidental. Por ejemplo, el tomate, que ahora es el rey de la dieta mediterránea, vino de América digamos, recientemente, más al menos que el olivo en el contexto tiempo de la historia de la humanidad. Imagínatelo con su maleta de semillas, listo para conquistar ensaladas y salsas por toda Europa.
Exótica:
A veces confundida con la alóctona, pero con un toque más «glamuroso». Una planta exótica es introducida desde un lugar lejano y, por lo general, nos parece llamativa porque no estamos acostumbrados a verla. La diferencia es que «exótica» es más una cuestión de percepción que de categoría científica.
Invasora:
Aquí llega la gran controversia. La palabra invasora tiene mala prensa, y no sin razón. Se usa para referirse a plantas exóticas que no solo se expanden rápido, sino que también desplazan a las autóctonas, alteran los ecosistemas y perjudican la biodiversidad. En teoría… Pero, ¿y si parte del problema no es la planta en sí, sino las condiciones que hemos creado? Por ejemplo, un entorno contaminado o degradado puede ser el caldo de cultivo perfecto para estas especies, mientras las autóctonas luchan por adaptarse. ¿Es culpa de la planta o de los cambios que hemos provocado?
A nivel legislativo, las consideradas «peligrosas» se agrupan en el «Catálogo de Especies Exóticas Invasoras«. En realidad no hay tantas plantas en este catálogo, ni son todas las que popularmente se llaman invasoras. Pero eso sí, la introducción en el medio natural, posesión, transporte, tráfico y comercio están penadas.
Decimos que son controvertidas algunas especies, el ejemplo más claro es la «chumbera» o Opuntia, que para empezar lleva con nosotros más de 500 años. Esta planta además estando en el catálogo de «exóticas invasoras» prohibidas por una parte, por otra resulta que tanto el cultivo como la comercialización de sus frutos están permitidos en España, con algunas restricciones como el cultivarla lugares destinados a actividades humanas. Por tanto cultivar y comercializar la chumbera es legal y se rige por las leyes de Agricultura al ser un recurso alimenticio. Teniendo en cuenta que se reproduce fácilmente por el enterramiento de parte de las palas y el fruto que se comercializa es el que tiene las semillas… ¿veis el sinsentido?. Claro que no debemos llavarla a un espacio protegido por si acaso, pero en principio sí podemos cultivarla en el jardín para uso alimenticio.
Fuente: Artículo universidad de Almería
Potencialmente invasora:
En España, este término es como un permiso de residencia temporal: (igual no te perseguimos, pero te mantenemos controlada). En el mundo botánico indica que una planta exótica tiene posibilidades de convertirse en invasora porque en otros lugares ha sucedido. Esa potencialidad se puede «despertar» bajo ciertas circunstancias. ¿Pero cuáles son esas circunstancias? A menudo, depende del entorno, su grado de degradación, del clima, y de cómo interactúa con otras especies.
A nivel legislativo, podéis encontrar la denominación «alóctonas potencialmente invasoras», el catálogo podéis descargarlo en la web del ministerio (enlace descarga xlsl)
En definitiva, el mundo de las plantas no es tan sencillo como dividir entre «buenas» y «malas».
Las semillas han cruzado continentes mucho antes que nosotros, y seguirán haciéndolo.
Lo importante no es demonizar a las «forasteras», sino entender cómo interactúan con los ecosistemas y cómo podemos proteger la biodiversidad y potenciar la regeneración de la tierra sin perder de vista que la naturaleza es, ante todo, dinámica y resiliente.
¡Y también, muy compleja, como todo lo interesante en la vida!
Y tu, ¿qué opinas sobre esto? ¿tienes cerca tuya alguna exótica invasora o con potencial de serlo? ¿las vas a eliminar? Te leemos!